Traigan carteles y pancartas, la migración de ponis esta resurgiendo una vez mas como cada año! turu turut tu tuuuut!
Carrozas de cerezas y ramitas verdes decoran la cabalgata hacia Las Praderas.
Desde el cielo y hasta oprimir sus cascos en la fértil tierra todo es pura cháchara y festejo.
Los ponis migran todos los años, cada nuevo se sumergen en el mundo humano para traer lo que ellos consideren mas preciado, para reparar algunas almas vencidas o llenas de excesos, para instalar nuevas enseñanzas y nuevos estilos.
Mil ponis descienden entonces, dirigiéndose al centro del gran anfiteatro de convenciones.
Cual feria, las manzanas acarameladas y los pochoclos de extraño maíz se reparten entre los expectantes vivientes de estas tierras.
Digno día de festejos si los hay! Cuantas cosas nuevas surgirán este ciclo y cuantos seres nuevos serán capaces de agasajar en el Paraíso mismo. De todos colores, alados, de mar, de viento, de mismísima pura raza, los ponis tienen un encanto particular, ya que tanta es la belleza que destilan, que tus pupilas brillan y se dispersan entre tanta variedad. Su hogar se concentra en Las Praderas, en la cima de aquellas grandes mesetas de cocos y locos, de liebres saltarinas, patos engalanados y sonrisas hasta desperdiciar. A la vista de oscuras tierras y envidiosas tormentas de rencor, en la mismísima frontera del Mundo Porter, ellos acomodan sus valiosos equipajes, calzan pantuflas y se dirigen de nuevo al anfiteatro donde el Gran Banquete esta por comenzar! Cuan necesaria es tanta presentación, ya que mucho hay por hacer, y el tiempo, tiempo es, y corre como gacela cuando las alertas abundan.
En la gran mesa redonda todos se ubican, todos cooperan, todos han traído algo de encanto especial para compartir este calido mediodía. Ponis, plantas, monjes, cabras, cangrejos, peces, anfibios y palomas… Calabazas parlanchinas, roedores y caimanes vegetarianos… Liebres, lobos, cocos y renos se ubican, se acomodan en almohadones de nubes y hierbas. La gran mesa decorada y completa brilla, encandila… y todos sonrien, y todos brindan con ponche y agua saborizada de las cascadas de melón.
Frutas, frutos y panecillos de mil colores sirven de entrada principal, y una torre de papas y pepinos se huele desde la pequeña fogata donde los duendes cocineros se inspiran para la creación del menu.
El mantel violeta y ciruela, de finos hilados dorados en composé fue generoso obsequio de los seres de estación que en la Roca Ponialbina habitan, y las pequeñas pepitas en carameleras repartidas pertenecen a meses de recolección de sus propios lomos, los sapos AC brindan el toque especial. Pipas colectivas inundan los paladares de los mas selectos sabios fumadores.
Tantos aromas se entremezclan en el ambiente, tantos recuerdos de un aroma imposible de olvidar. Los mas pequeños se entremezclan y juegan a los mareos, envolviéndose en capas y rodando sin cesar por la pendiente de verdes pastos.
Las horas pasan sin que los ánimos decaigan ni un solo instante. Tres días mas de festejos tales restan, tres días mas de fiestas y trompetas. Y luego todo volverá a la normalidad, y el trabajo de los Ponis comenzara. Y los resultados se generarán dia a dia.
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